
A veces me fijo en que si tienes carisma, puedes permitirte hacer muchas cosas como te apetezca: decir lo que quieras, entonarlas con el acento que quieras, o con la mala pronunciación que quieras, ser todo lo malhablado (o malhablada) que te apetezca... Mientras lo hagas con personalidad y estilo, todo vale. Después de mi primer post me voy a aventurar a sacar algo en claro: El carisma lo determina en gran medida tu personalidad. Esa personalidad que cuando te atreves a desarrollarla plenamente, puedes permitirte ser quien quieras ser, porque vayas donde vayas, tu personalidad irá causando expectación. Para muestra, un botón:
Siempre me acuerdo de cuando veo Master & Commander (película buena donde las haya). Hay un momento en que el Capitán Jack Aubrey (Russell Crowe) recuerda cómo navegando años atrás con Lord Nelson (ni más ni menos), en una fría noche, él le pregunta si no tiene frío. Lord Nelson le contesta que no. Que el calor de pensar en su patria le reconfortaba.
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Una contestación bastante sensiblera. Incluso puede que puesta en un culebrón o en Felipe y Letizia, nos haría reír. Pero entonces, cuando tú estás pensando esto, el personaje de Jack Aubrey corrobora tu opinión, aunque añade: "dicho así suena bastante normal, pero dicho por Lord Nelson, hacía que te lo creyeras".
Lord Nelson debió de ser un enorme personaje. A mí me habría gustado conocerlo. Era el tipo de líder carismático que devolvía en todo momento la confianza en su patria a su tripulación.
Pues a eso me refiero. Cuando tienes carisma, muchas veces da igual lo que digas: con que salga de tus labios, vale. ¿Por qué será esto así? No lo sé. Pero es así, y conocerlo es contar con una baza a tu favor.

Y así, otros tantos ejemplos de personajes carismáticos que a lo largo de su vida llegaron (no lo dudéis) a ser conscientes de ello: John Lennon, Obama, Kennedy, Lincoln, Isabel I, Gandhi... y mucha más gente que no ha pasado a la Historia, pero que nos rodean continuamente: quizás sea el frutero de un mercado que nos consigue vender su fruta (quizás porque grita más, quizás porque nos ha conseguido convencer de que la suya es mejor), o esas parejas de Testigos de Jehová o mormones cuidadosamente vestidas que de vez en cuando aparecen por la puerta de la casa de uno o que casualmente se te cruzan por la calle (de hecho, creo que en sectas y organizaciones similares este tipo de cualidades se cuidan al detalle).
Ser una persona con dotes carismáticas es un gran don. Lo único, que depende de nosotros el decidir si ese don lo usamos para buenas obras, o para "vender la moto", nunca mejor dicho. Muchas veces "no es lo que se dice, sino el cómo lo dices" lo que tiene importancia. Por desgracia, la Historia ha sido testigo de que en efecto, esto es así: no concibo si no, que las doctrinas extremas tengan lugar sin un líder carismático. De hecho, se dice que Hitler y Mussolini eran enormemente carismáticos, ¿no? Lo que decían en sí mismo no tenía demasiado valor, sino que era cómo lo decían, lo que hacía vibrar a multitudes hasta el éxtasis y el desmayo, en una suerte de "orgasmo ideológico".
Vamos, que nihil novum sub sole. No descubro nada, creo que de esto ya habló Cicerón.
6 comentarios:
Según tu reflexión, con el carisma pasa igual que cuando te enamoras de alguien. Cuando te enamoras de una persona, todo lo que dice te parece fenomenal. Da igual si lo que dice contradice una opinión que tu ya tenías formada y nadie había conseguido cambiar. Te auntoconvences interiormente de que tiene razón, solo porque estás enamorado de esa persona. A mi me pasa.
De ahí el personaje arquetipo de la femme fatale, con el hombre enamorado a sus pies, y a su merced para hacer lo que ella diga: matar, robar, lo que sea.
¡¡Total, Octavio!!!
Jajajaj, eso es algo a lo que siempre he dado vueltas. Y es más, cuando estás enamorad@ de alguien, muchas veces la otra persona tiene tics que al principio encuentras adorables y te encantan. ¡Pero atención! En cuanto te "desenamores", esos tics que tanto te gustaban es lo primero que te va a sacar de tus casillas.
Eso es algo en lo que siempre me he fijado. Por ejemplo, una forma particular de rascarse la nariz o de colocarse el pelo, muchas veces te encantan, pero en cuanto empieza "el declive"... ¡chan chan! Eso que tanto te gustaba es lo que más vas a odiar.
Es muy curioso.
Buen post! Creo que el poder decir lo que quieras tiene que ver tanto con el carisma como con la seguridad en tí mismo. Cuando tienes el poder de "creerte" lo que estás contando en el momento de contarlo" puedes hacer que cualquiera se crea las genialidades o idioteces que estás diciendo (en mi caso considero muy útil para mi trabajo poder convencer a ciertas personas de que hagan lo que yo quiero con argumentos descabellados, pero bien argumentados). Visto así, también tendría mucho que ver con el manejo del lenguaje, no?
El manejo del lenguaje sería una herramienta primordial para conseguir el objetivo de convencer. Es algo que se puede aprender. Pero de lo que habla tu hermana, o eso creo, es de algo totalmente intangible, que es el carisma.(¿sois hermanas, no?) Y estoy muy de acuerdo contigo en que una persona con carisma es a la vez una persona con mucha seguridad en si misma.
Uno puede decir lo que quiera, siempre y cuando el comentario sea sólido t fiel a su ideología, doctrina, forma de ser!
Un cambia-chaqutetas no puede!
Marta, Octavio, Alex: Hoy voy a intentar sacar un post que hable un poco de la línea entre el carisma y la comunicación ;D
Muchísimas gracias por vuestros comentarios, son muy interesantes!! ;D
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